Entre la estrategia y la provocación
Donald Trump ha vuelto a sorprender con una propuesta insólita: la anexión de Canadá a Estados Unidos. Lo que en otro momento habría parecido una broma, hoy se ha convertido en un tema de debate político y económico con serias implicaciones. Ver Plan de invasión de EEUU a Canadá
El expresidente republicano, ahora con 78 años y en plena campaña de reelección, ha insistido en que la «única cosa sensata» para Canadá es convertirse en el estado 51 de EE.UU. Según él, esta integración traería beneficios económicos y mayor seguridad a los canadienses. Sin embargo, la propuesta ha generado indignación en el país vecino, donde ya se han visto protestas y reacciones hostiles, incluyendo abucheos al himno estadounidense en eventos deportivos.
¿Qué hay detrás de esta idea?
Expertos como Todd Belt, profesor de ciencias políticas en la Universidad George Washington, ven esta propuesta más como una táctica de negociación que como un plan realista. Trump ha sido conocido por su estilo impredecible y sus posturas agresivas en comercio y diplomacia.
Algunas posibles motivaciones detrás de esta propuesta incluyen:
- Estrategia de presión: Trump podría estar usando esta retórica para negociar acuerdos comerciales más favorables para EE.UU.
- Codicia por los recursos naturales: Canadá posee vastas reservas de agua, petróleo y minerales estratégicos que podrían ser de interés para EE.UU.
- Visión expansionista: No es la primera vez que Trump menciona la idea de expandir el territorio estadounidense. En el pasado, sugirió comprar Groenlandia y mostró interés en el Canal de Panamá.
Una relación en crisis
Las relaciones entre ambos países ya se han deteriorado en los últimos años. De hecho, la popularidad de Estados Unidos en Canadá ha caído en picado: según una encuesta de marzo, solo el 33% de los canadienses tiene una opinión positiva del país, frente al 52% de junio de 2024.
Por su parte, el primer ministro saliente de Canadá, Justin Trudeau, acusó a Trump de querer «hundir la economía» canadiense para justificar una anexión. Su sucesor, Mark Carney, ha respondido con firmeza: «Que los estadounidenses no se equivoquen. En el comercio como en el hockey, Canadá ganará». Para agravar la tensión, Ottawa ha anunciado nuevos aranceles contra productos estadounidenses en respuesta a las recientes tasas impuestas por Trump al acero y el aluminio.
¿Realidad o simple provocación?
Si bien la anexión de Canadá a Estados Unidos parece una idea extremadamente improbable, el solo hecho de que se haya planteado ha causado un terremoto político y económico. Más allá de si es una táctica de negociación o una verdadera ambición de Trump, el daño a la relación entre ambos países ya está hecho.
Lo que queda claro es que esta crisis marcará un antes y un después en la relación entre EE.UU. y su mayor socio comercial.