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EL ARTE DE LA ESTRATEGIA

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Saladino

Estrategias de Oriente > Islam

La tercera cruzada siempre ha sido la más conocida por todo el mundo, gracias a personajes como Ricardo Corazón de León, Saladino, etc., que han hecho de ésta la más famosa, aunque al final no logrará el objetivo de la cruzada.

Aunque no logró el objetivo principal, fue una de las que más éxito tuvo, ya que junto a la primera es una de las pocas en la que los cruzados consiguieron algo positivo para sus intereses en
Tierra Santa


Saladino


La tercera
cruzada se proclama para recuperar Jerusalén, que había vuelto a manos de los musulmanes gracias a su conquista por Saladino. Pero antes de pasar a analizar la tercera cruzada conviene que se analice la situación que la desencadenará y que nos fijemos especialmente en Saladino, que será una de las figuras más importantes de este conflicto.

Saladino, o Salah al-Din Yusuf, sirvió desde muy joven bajo las órdenes del gobernador Nur al-Din, donde destacó en múltiples expediciones organizadas por el gobernador para ayudar a los Fatimíes de Egipto que estaban siendo invadidos por los cruzados de Palestina. En el 1169 fue nombrado comandante en jefe del ejército sirio y Visir de Egipto. A partir de este momento, usó Egipto como base de operaciones del poder Ayubí (nombre de su familia), aunque estaba sujeto a la autoridad del califa de El Cairo. Desde su nombramiento, Saladino se dedicó a revitalizar Egipto a nivel económico y, sobretodo, a nivel militar, reforzando su armada y ejército. A partir de este momento, Saladino pasó a la ofensiva rechazando a los cruzados y en el 1171 consiguió unificar Egipto al suprimir al disidente del régimen Fatimí, pero empezaron a surgir problemas entre él y su antiguo señor, Nur al-Din, hecho que casi provoca el estallido de la guerra entre ellos. Pero en el 1174 Nur al-Din moría y Saladino aprovechó esto para expandir su territorio conquistando parte de Siria y Mesopotamia, hasta que con las rendiciones de Damasco (1174), Alepo (1183) y Mosul (1186) decidió emprender sus ataques contra el reino cristiano de Jerusalén.

Para este ataque contó con un ejército de unos 30.000 kurdos, turcos y mamelucos, aparte de una gran caballería ligera y un pequeño contingente de soldados imitando a la caballería pesada cruzada. Los cruzados contaban con unos 20.000 efectivos, pero tenían una gran ventaja en su caballería acorazada y con sus impresionantes fortalezas. Saladino era consciente de esto e intentó provocar a los cruzados a una batalla a campo abierto.

Para provocar al ejército cruzado, atacó Tiberiades con el propósito de cerrarle el paso en una zona desértica, donde el ejército se agotaría y en ese momento de debilidad atacarlo. Al enterarse los cruzados, enviaron rápidamente una ejército en socorro de Tiberiades. Este ejército estaba bajo el mando del rey Guido de Jerusalén, los maestres de las ordenes del Temple y de San Juan y los nobles más importantes. El ejército constaba de tres grandes bloques, con la poderosa caballería pesada en el centro y apoyada por arqueros y piqueros.

Mientras los cruzados estaban en marcha los tambores musulmanes empezaron a batir sin cesar y arqueros a caballo empezaron a hostigar, esto se mantuvo hasta que llegaron a Hattin, una llanura donde al ver la llegada del ejército cruzado se empezaron a encender los montones de leña, que previamente habían sido dispuestos en la llanura. Todo esto provocó el desconcierto de los cruzados. Y en medio de este desconcierto el rey Guido ordenó cargar contra el enemigo. La primera línea de caballería bajo el mando de Raimundo de Trípoli cargó, pero cuando estaban a punto de chocar contra el enemigo éste abrió filas, dejándolos pasar. Raimundo, totalmente desconcertado, no pudo frenar a su caballería y ésta se metió en un desfiladero donde quedó aislada del cuerpo del ejército principal. Mientras todo esto se sucedía, los musulmanes consiguieron cerrar filas, con lo que atraparon a la caballería de Guido, que junto al desconcierto inicial más la sorpresa de la táctica musulmana, fue totalmente aniquilada.

Las pocas tropas cruzadas que quedaban se rindieron.
Saladino los respetó, excepto a los mercenarios turcos, que fueron degollados, junto a los caballeros templarios y de San Juan que rehusaron convertirse al Islam ( cerca de 230). El único que sobrevivió a la carnicería fue Balian d'Ibelin, que al mandar la retaguardia pudo reaccionar a tiempo.


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todos entramos en pugna con otras personas, es bueno conocer la estrategia para resolverlos. La estrategia preferible de hacerlo es la negociación, pero no siempre funciona.

Si elige participar en un conflicto, lo mejor es ganar cuanto antes con el mínimo daño propio y a ser posible, del adversario.

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